Los trastornos del sueño afectan a un número considerable de personas alrededor del mundo y su prevalencia parece estar aumentando. Desafortunadamente, muchos de estos trastornos suelen pasar desapercibidos y por lo tanto empeorar al no ser tratados.

El síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS) se define por interrupciones en la respiración al dormir. A pesar de ser uno de los trastornos respiratorios más comunes, se estima que el 80% de los pacientes que tienen apnea obstructiva del sueño no son diagnosticados. La fisiopatología del trastorno se relaciona con el colapso intermitente, parcial y/o completo de la vía aérea superior durante el sueño. Los pacientes de SAOS a menudo roncan y reportan somnolencia diurna, aunque sus características clínicas pueden variar considerablemente. 

En el artículo de hoy, te contamos un poco acerca de por qué este trastorno suele pasar inadvertido, los síntomas que podrían indicar su padecimiento y las ventajas de realizar un estudio de sueño para diagnosticar y tratar a tiempo esta afección. 

¿Por qué pasa desapercibido?

Los síntomas del síndrome de apnea obstructiva del sueño pueden pasar desapercibidos muy fácilmente, ya que el paciente afectado suele asociarlos a otras causas. Algunos de estos síntomas incluyen:

• Ronquidos fuertes, (aunque no todos los que roncan fuerte tienen apnea del sueño)

• Garganta seca o adolorida

• Dolores de cabeza matutinos

• Noches inquietas

• Cambios de humor

• Despertarse con sensación de ahogo

• Falta de energía

• Problemas para permanecer despierto en el trabajo o al volante

• Disminución del deseo sexual

• Insomnio

• Irritabilidad o dificultad para prestar atención

• Olvido

¿Qué puede pasar si no recibes un diagnóstico y tratamiento a tiempo?

La apnea del sueño no diagnosticada tiene consecuencias importantes. Debido a las pausas en la respiración, las personas que sufren de esta afección tienden a despertarse con frecuencia para respirar de nuevo, y por consiguiente el sueño se vuelve muy fragmentado.  Esta fragmentación conduce a un exceso de horas diurnas de somnolencia, calidad de vida reducida, deterioro en el funcionamiento neurocognitivo, aumento del riesgo de accidentes de tráfico y otras complicaciones.

Varios estudios han demostrado una asociación entre la apnea del sueño y problemas como diabetes tipo 2, derrames cerebrales, ataques cardíacos e incluso una esperanza de vida más corta. Particularmente, un estudio publicado en septiembre de 2017 en el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism indica que la apnea del sueño no tratada puede aumentar el azúcar en sangre, la grasa en sangre, las hormonas del estrés y la presión arterial en tan solo unos días (https://doi.org/10.1210/jc.2017-00619). 

Además, con cada respiración interrumpida, el intercambio de gases se altera debido al colapso faríngeo y, en consecuencia, pueden ocurrir hipoxemia e hipercapnia; asociadas a los aumentos repentinos de catecolaminas al despertar del sueño. Estos factores, junto con otros, probablemente subyacen a las importantes secuelas cardiovasculares asociadas a la apnea obstructiva del sueño, que incluyen un mayor riesgo de enfermedad arterial coronaria, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca congestiva (IC) y arritmias cardíacas. 

Creo que puedo estar sufriendo de apnea obstructiva del sueño, ¿Qué hago ahora?

El primer paso para tratar esta enfermedad respiratoria, es el diagnóstico. En general, para obtener un diagnóstico definitivo es ideal someterse a una polisomnografía. En Respirare, somos especialistas en la materia y contamos con un laboratorio de sueño.

El laboratorio de sueño es una habitación cómoda que debe contar con todo lo necesario para simular el cuarto de dormir del paciente y un espacio adyacente en donde es monitoreado por un técnico. El paciente es preparado para realizar las siguientes mediciones:

• Electroencefalograma (EEG): Mide la actividad eléctrica del cerebro y proporciona valiosa información sobre la estructura de sueño del paciente.

• Electro-oculograma (EOG): Registra los movimientos oculares.

• Electromiograma (EMG): Mide la actividad muscular.

• Electrocardiograma: Registra el ritmo cardiaco y evalúa la presencia de arritmias asociadas a trastornos respiratorios.

• Bandas de esfuerzo torácico y abdominal: Útiles para evaluar la presencia y el tipo de apneas que el paciente padece.

• Cánula y termistor nasales: Proporcionan información sobre el flujo aéreo del paciente.

• Oxímetro de pulso: Proporciona información constante sobre el comportamiento de la oxigenación mientras el paciente duerme.

Para realizar dicho registro es necesario colocarse electrodos sobre el cuero cabelludo, pliegue de los ojos y mentón, entre otros. La luz de la habitación se apaga en promedio entre 9:30 y 10:00 p.m. A partir de que las luces son apagadas se inicia el monitoreo. Un estudio puede durar aproximadamente entre siete a ocho horas. El paciente es despertado al siguiente día aproximadamente a las 6:00 a.m. y es retirado todo lo puesto la noche anterior. Finalmente, el paciente puede tomar una ducha y luego retirarse para continuar con sus actividades cotidianas

Al tener un diagnóstico, se puede iniciar el tratamiento adecuado. Si crees que puedes estar sufriendo de este trastorno del sueño, no dudes en contactarnos y dejar tu salud en manos de expertos.

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